Maneje por diez horas seguidas sin
rumbo fijo, intentando tomar caminos que nadie tomaría, para que así él no
pudiera encontrarme, me detuve por primera vez en una licorería, compre una
botella de vodka y cigarrillos baratos y seguí conduciendo. Cuando comenzó a
oscurecer me detuve en uno de esos pueblitos que parecen sacados de un cuento y
entré en la iglesia, no porque fuera religiosa ni mucho menos, sino para tener
un lugar seguro donde dormir. Cuando desperté en la noche vi la silueta de un
hombre que me observaba, me quede paralizada, Frank me había encontrado. Al ver
más detenidamente noté que no podría ser él, era más menudo y parecía un
fósforo con lo rojo de su cabello teñido. Me estaba dibujando con tal
concentración que no pude evitar arruinar el momento.
- Hey tu- dije en voz muy baja-
¿qué haces aquí?
- Dibujo -dijo alegremente- soy
Arthur y bueno, yo solo quiero dibujarte, es que el hacerlo es más que un
gusto, es una necesidad, eres hermosa.
- Gracias, yo soy Mila-dije entre
bostezos.
Quizá estaba muy cansada o muy
alcoholizada que no me importó dormir, mientras un tipo extraño me dibujaba. Al
despertar en la mañana, un dibujo me observaba, en verdad Arthur era un
artista, no se le escapó ningún detalle. Lo cual a la vez era un poco
aterrador. Al salir de la pequeña iglesia observé la plaza inundada de gente y
el sol, me obligaba a entrecerrar mis ojos.
- ¡Hola Mili!- escuché tras de mí
- Mila, mi nombre es Mila,
M-I-L-A- respondí de mala gana, quién se creía para llamarme con ese estúpido
diminutivo.
- Uy, andamos de genio ¿verdad?
- El alcohol suele tener ese
efecto en mí supongo - dije intentando recordar a este sujeto- ¿quién eres?
- Me llamo Arthur
- Ahí, el dibujante
- Si - rió y por alguna extraña
razón reí con él.
- ¿Porque lo hiciste?
- No sé, acá no es muy normal ver
a alguien dormido en la iglesia.
- Supongo, bueno un placer
conocerte- dije dirigiéndome a su chatarra ambulante
- A donde iras- dijo él, en tono
¿preocupado?
- No lo sé, quizá a ningún lado,
¿por qué te importa?
- Te puedo acompañar a ningún
lado- preguntó él de la nada.
- Si quieres- dijo ella- volveré
al medio día y estés o no, yo me iré.
No me quede a esperar una
respuesta de él, sólo lo vi sonreír, mientras la chatarra se alejaba.No lo
podía creer, había invitado a un extraño a viajar conmigo, seguro me estaba volviendo
loca, sí, eso debía ser, aunque bueno, era un extraño muy guapo, alto, piel y ojos
claros y además artista. Quizá eso fue lo que me
hizo invitarle, pero en fin,
cuando lo viera le diría que prefería viajar sola además probablemente él solo
bromeaba.
- Ah Mila que tonta eres - dije
mientras lo esperaba.
- Ahora resulta que hablas sola
Mila- dijo riendo.
- Sí, bueno soy una persona
compleja.
- Lo imagino- dijo riendo- así que
¿dónde pongo mi maleta?- preguntó casualmente.
- ¿Es en serio lo de viajar
conmigo?
- Si, pero si no quieres eres
libre de decirlo y yo me quedaré aquí.
- Súbela en la parte de atrás.
No podía creerlo, el plan era
dejarlo ahí e irse, pero noooo, tenía que llevar a un extraño de dudosa
procedencia y ella le dio el pase a su vida a alguien que apenas conoce, quizá esto
último era lo que más le preocupaba.
- ¿Me contaras tu historia? - dije
curiosa.
- Algún día Mili- dijo con media
sonrisa- y tú ¿me contarás la tuya?
- No hay mucho que contar en
verdad Artie- mentí sonriendo un poco
- Artie? Muy bien, ¿por qué te
molesta que te diga Mili?
- No me molesta- cuando me dices
así tu- me trae malos recuerdos.
- ¿Y dónde dormiremos? ¿En una
iglesia?
- jajajaja no, en un hotel.- dijo
ella aparcando en el estacionamiento- vamos trae las maletas mientras yo pido
una habitación.
Quizá este no fuera el peor hotel
del mundo, pero el hecho de tener que dormir los dos en una sola cama no fue
incómodo, lo que le sigue, pero no había más opciones.
- Artie, ¿no piensas dormir en la
vida?- pregunte divertida
- Si, pero ahorita tengo que
terminar este dibujo
- ¿y qué dibujas?- dije al
dirigirme hacia él.
-A ti - me dijo sonriendo.
Me coloque tras de él, y lo vi
dibujando con trazos rápidos pero precisos mi cabello negro, mi pecas las
cuales eran el verdadero reto en este dibujo, mis ojos castaños, nariz recta, labios
definidos y mi cuerpo descansando en la cama. Era increíble su memoria y la
calidad de sus dibujos, le di un beso y me dirigí a la ventana, me senté en la
cornisa y encendí un cigarro.
- ¿Por qué quisiste venir
conmigo?- pregunte curiosa.
- Larga historia - dijo mientras
se acercaba a ver por la ventana.
- Tenemos tiempo - insistí
- Luego -dijo mirándome a los
ojos.
Y Arthur se dispuso a dormir al
igual que yo.
El hecho de que al despertar el ya
no estuviera conmigo me entristeció demasiado. Pero el hecho de que al verlo
entrar lo abrazara tan efusivamente me preocupo mucho.
- ¿Que cambio, hoy amanecimos de
buen humor verdad?
- Si, bastante- dije riéndome.
- Traje hamburguesas- dijo
señalando la bolsa.
- Yummy.
Atacamos las hamburguesas como si
no hubiera un mañana, era increíble que no me hubiera dado cuenta del hambre
que tenía. Una vez muertas las hamburguesas, me acosté y me puse a ver un poco
de televisión al igual que Arthur. Y de pronto sale Frankie, lo arrestaron por
asaltar la licorería en la cual me detuve al escapar de él. Y él solo decía unas
palabras a la cámara
- Te encontraré Mili.
Me quedé congelada, era imposible,
él, él me podía meter a prisión.